La calle Major concentró el grueso de las salas con puntos como Can Cabestre, Call Vermell o Bennàssar Fotografia, entre otros. Sin duda, esa vía fue la más transitada desde el principio de la velada.

Muy visitados también fueron la sala de la Fundación Barceló con la muestra de Daniel Codorniu y el espacio propio de Jaume Canet.

Espacio singular y espectacular el de la galería de la plaza Pax de Reinhard Roy con la exposición titulada “Imaginar un círculo”.

La  'Nitx de l'Art' de Felanitx por el número de visitantes y la expectación creada es ya un evento totalmente consolidado en el calendario artístico mallorquín, pero no se debe pecar de triunfalismo populista, la cultura no se mide por récords, se mide por calidad, innovación, propuestas… pero nunca por la cantidad de espacios ni la cantidad de artistas participantes.

Siempre se recordará a nivel insular, nacional e internacional el año en que participó Miquel Barceló con su madre con un mantel bordado. Ese fue el gran puntazo de la Nitx de l’Art de Felanitx.

Calidad no cantidad, ese es un dogma siempre en el mundo del arte. Hay que reconocer que en la edición de este año había propuestas de calidad, sin ninguna duda, pero no nos equivoquemos de rumbo, los miles o cientos de visitantes también perjudican la visión de las propuestas. El equilibrio es siempre el punto más difícil de la balanza.

Quizás o por no decir seguro, los más beneficiados de la noche fueron y son los espacios gastronómicos, que presentaron unos llenos impresionantes y una gran variedad de interesantes propuestas.